Origen del pequeño lebrel italiano

9 de noviembre de 2025

El pequeño lebrel italiano, conocido también como Italian Greyhound, es una raza que combina elegancia, agilidad y un encanto refinado. Sus orígenes se remontan a la Antigüedad: se cree que estos lebres fueron domesticados ya en el Antiguo Egipto, donde aparecían representados en las tumbas de los faraones como símbolos de estatus y compañía. Con el paso de los siglos, la figura del lebrel se dispersó por el Mediterráneo, y en la época del Imperio Romano, estas razas ligeras acompañaban a la nobleza y eran valoradas por su velocidad y encanto.

Durante la Edad Media y el Renacimiento, la nobleza europea adoptó estas elegantes criaturas como perros de palacio, apreciando su aspecto esbelto, su naturaleza afectuosa y su porte aristocrático. En Italia, especialmente, se desarrolló una población de lebres de tamaño reducido, seleccionadas por su refinamiento estético y su adaptabilidad como compañeros de las casas nobles. Fue hacia el siglo XVII cuando la raza adquirió la identidad que hoy conocemos como “pequeño lebrel italiano”, y se extendió fuera de Italia gracias a la movilidad de la aristocracia europea.

En el siglo XIX, la raza llegó a Gran Bretaña y luego a América, donde fue objeto de interés como perro de exposición y de compañía. Su tamaño compacto, su pelaje fino y suave, y su naturaleza cariñosa —aunque con un carácter algo delicado— la hicieron ideal para quienes buscaban un compañero elegante y se adaptaba bien a la vida en ciudad o en entorno doméstico. Hoy en día, el pequeño lebrel italiano sigue destacándose como perro de compañía con una historia rica que enlaza civilizaciones antiguas con la vida moderna.


Origin of the Italian Greyhound

November 9, 2025

The Italian Greyhound, known for its elegance, agility and refined charm, traces its roots back to ancient times. It is believed that these slender greyhounds were domesticated in Ancient Egypt, where they appeared in the tombs of pharaohs as symbols of status and companionship. Over the centuries, the figure of the greyhound spread across the Mediterranean, and during the Roman Empire these lightweight hounds were cherished by the nobility for their speed and grace.

In the Middle Ages and the Renaissance, European aristocracy adopted these elegant canines as palace companions, valuing their slender appearance, affectionate nature, and aristocratic bearing. In Italy particularly, a population of reduced-size greyhounds developed, selected for refined aesthetics and their suitability as companions to noble households. It was around the 17th century that the breed acquired the identity now known as the “Italian Greyhound”, and it spread beyond Italy thanks to the mobility of European aristocrats.

In the 19th century, the breed made its way to Britain and then America, becoming prized as an exhibition and companion dog. Its compact size, fine smooth coat, and affectionate—albeit somewhat delicate—temperament made it ideal for those seeking an elegant companion suited to urban or domestic life. Today, the Italian Greyhound continues to stand out as a companion dog with a rich history that links ancient civilizations to modern living.